1. Terapia de Hielo y Calor: Aplicación alternada de compresas frías y calientes para reducir la inflamación y aliviar el dolor.
2. Ejercicios de Estiramiento: Rutinas específicas para mejorar la flexibilidad y reducir la rigidez en la zona afectada.
3. Fortalecimiento Muscular: Ejercicios graduales para fortalecer los músculos alrededor de la articulación, proporcionando mayor soporte.
4. Técnicas de Masaje: Masajes terapéuticos para aliviar la tensión muscular y mejorar la circulación sanguínea.
5. Ultrasonido y Electroterapia: Técnicas que utilizan ondas sonoras o corrientes eléctricas para reducir la inflamación y promover la curación.
6. Entrenamiento Postural: Corrección de la postura para minimizar el estrés en la articulación afectada.
7. Modificación de Actividades: Recomendaciones para ajustar o evitar ciertas actividades que puedan agravar la bursitis.
8. Educación del Paciente: Información sobre cómo prevenir recurrencias y adoptar hábitos que favorezcan la salud articular.
Es esencial que cualquier plan de tratamiento sea personalizado según la gravedad y la ubicación de la bursitis, así como las necesidades específicas del paciente. Siempre es recomendable consultar a un fisioterapeuta para una evaluación individualizada.
Nos puedes llamar a nuestro centro de fisioterapia en el horario de apertura y le podremos explicar sobre nuestros tratamientos de fisioterapia y rehabilitación.
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